MAS ALLA DE UNA PASION POR EL BONSAI
A Belezeta en memoria...
Intentare hacer una metáfora de lo que fue o es nuestra amistad hasta ahora querido amigo. Estoy tratando de escribir pese al frio y al sueño que tengo, pese a todas las peripecias que la vida incluye. Porque esto es mas allá de una pasión por el bonsái.
Me encontraba con un helicóptero divisando todos los paisajes que había en esa ciudad, colinas, ríos, montañas, quebradas, cañones, todo tipo de especie geográfica rara. Yo era el único piloto, llevaba galleta y café como único recurso alimentario, ya estaba harto de comer lo mismo varios días, era como un naufrago espacial perdido en el viento, navegando por todos los aires hasta llegar al lugar a indicado o por lo menos hasta coger el instrumento indicado y largarme a la ciudad para vivir con eso para siempre. Yo no sabía que eso que iría a coger o a encontrar podía ser tan semejante a mí, una especie de humano, un pequeño arbolito lleno de brazos y raíces que por fin podrían comprenderme y ser mi compañero de pluma hasta el fin. Nada de una especie de humano, si no simplemente un humano semejante a un bonsái. Quiero decir que este pequeño humano seria más que un cuervo en el camino que junto conmigo iríamos a carroñar todas las letras muertas en el camino, todas esa palabras perdidas en el diccionario, como por ejemplo el clásico vocabulario hético de nuestras voces como: Heteróclito, anacoreta, cenáculo, etc.
Con mis clásicos lentes de piloto surcaba cada uno de esos vientos contrarios que se me atravesaban en el camino, hasta que por fin cruce todo el mar y llegue a una especie de paraíso aéreo, me atravesé con un arcoíris y debajo de mi maquina voladora podía observar una alameda inmensa, un conjunto de brócolis en el suelo, entonces intrigado baje el helicóptero lentamente, las ramas de los arboles pequeños se movían con los vientos de mi maquina, hasta que por fin pude estacionarme en un lugar libre de arboles, respire profundamente y bajé de mi helicóptero para poder explorar la zona.
Entonces vi una inmensidad de arbolitos pequeños. De entre todos ellos unos cuantos me llamaron la atención pero con la tempestuosidad del tiempo fui descubriendo cuál de ellos mera el bonsái más fuerte, entonces escogí uno en particular y es ese el que hasta ahora lo tengo a mi lado. Los demás bonsáis fueron deshojándose y marchitándose en el poco tiempo que los tuve. Entonces cogí el pequeño arbolito frondoso escogido y lo lleve conmigo directo a un viaje lleno de experiencias.
Subimos los dos al helicóptero y alzamos vuelo. El viaje estuvo lleno de experiencias inolvidables. Nos fuimos al Vilcashuaman y fue ahí entonces donde nuestra amistad se fortifico más. Luego de las mujeres que conocimos como Fiore y Malu que fueron nuestros idilios imaginarios volvimos a la ciudad. Ya en la ciudad presenté a mi amigo el bonsái humano ante todos y comenzó a caer bien ante todo el público. Algunos se enamoraron de sus flores y estuvieron con él días en su casa solos porque asi lo quizo el destino. Poco a poco el fue adiestrándome como yo a él, los dos fuimos o somos grandes amigos y todo empezó a marchar viento en popa. Las mujeres se enamoraron por nuestra forma de ser y parábamos a diestra y siniestra. El aviador había encontrado su bonsái perfecto y los dos se había complementado de la manera más perfecta.
La metáfora del bonsái quiere decir no solo por su frondosa cabellera que se asemeja a este si no por el tamaño en el que crece y el inmenso corazón que poseen en estos, bien dicen que lo mejor viene en frascos chico y con esto puede corroborar que mi pequeño bonsái es bueno y compañero de lucha en todo mal prospecto. Al bonsái le crecen ramas como a este le crecen cosas buenas y malas y alguna vez añoran ser grandes y en verdad lo son en su pequeños logran ser grandes amigos, aun asi llegue el otoño y se queden sin hojas, quiero decir que hubo una época en que a mi bonsái lo raparon, mantuvo su esencia y si no es así la perfecciono más aun.
Los bonsáis como estos son grandes amigos, y este es una migo comprensivo y escritor por si no lo saben, este mi querido bonsái- amigo escribe y coincido con el por qué esta es nuestra pasión y repito mi frase: “Escribir, escribir hasta morirnos”
Creo que a pesar de todas las proezas e infaustas comedias que han pasado seguimos adelante, ahora mi bonsái encontró su flor, y su flor es linda, tan linda como una rosa blanca en el matrimonio simbólico de María y José.
He detenido el vuelo de mi helicóptero porque ya encontré mi bonsái ideal, mi sujeto y mi instrumento de apoyo,entonces solo me queda volver después de un buen tiempo coger esta máquina voladora y enrumbar a encontrar los dos un bonsái que nos apoye, un escritor que sea nuestro padrino, a formar parte de esa mafia literaria.
Las cosas que realmente se quieren ver son invisibles y creo que si no me estoy convirtiendo en un bonsái mas, el se está convirtiendo en un humano más profundo. Mas alla de una pasión por el bonsái, es una verdadera, brillante e imprescindible confraternización y apoyo de verdaderos y ustrales amigos…
Que bonito, me siento de veras halagado, se que si dos plumas se juntan pueden crear lo que quieran y deseen. Esta historia no se escribe sola, se escribe cada día y sus paginas se llenan de las vicisitudes que nos da la vida. Aprender a vivir es mas que socializacion, aprender a vivir es, en escencia, lo que nos motiva a nacer.
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