jueves, 15 de octubre de 2009

LA VIDA EXAGERADA DE BRANDOLERO II
8:33 a. m.

LA VIDA EXAGERADA DE BRANDOLERO II


II


Brandolero fue una especie de amigo extraño, a veces estaba en mis buenas y a veces en mis malas, nunca en una mezcla de los dos, porque sabía que esa mezcla era una cagada total, además el era un totalizador completo, o rojo o negro, no hay más vueltas que dar.


Pero yo sí, yo si estuve casi siempre en sus buenas y más aún en sus malas, sin querer o no yo siempre me veía implicado de algún modo en sus acciones, solo bastaba que acudiera a una reunión donde estaba él o salir a caminar con él para que yo sea fiel testigo de sus mas rochosas etapas de su vida. Bueno hasta ahora sigue siendo un muchacho, es decir un viejo muchacho, que vive la vida como un joven loco y sigue haciendo pachotada y media a las reuniones que asiste. Brandolero siempre fue un poco torpe- no quiero exagerar las cosas- también un poco lorna y esa es su esencia y es posible que nunca cambie, y peor aun de la noche a la mañana.


La primera vez que lo presente frente a la sociedad de lectores de mi universidad fue algo inaudito, todos se dieron cuenta al instante –con un simple dar de mano- que este era un provinciano, pero esperen yo sacaba cara si se metían con mi Ayacucho, puesto que yo también soy de provincia, pero mis amigos me decían: “Descuida tu eres un provinciano de esos que vale la pena, pero este tu pata a simple vista es un provinciano huevón”. No pude contener la risa y Brandolero me preguntó de qué me reía. Se me ocurrió decirle que me habían dicho que él tenía un aire a intelectual. Jajaja- se rió Brandolero- ¿intelectual yo? Si aunque no lo creas. Pero muy dentro de mi decía: “Pucha, tú que vas a ser intelectual, no friegues pues, a lo mucho sabrás interactuar y te apuesto que ni mi “La caperucita roja” has leído, ni sabes dónde estás parado, conciencia pues causa, estamos en Lima, para ser más específico estamos en Barranco, en un bar de trovadores, ¡Uy! Vaya a saber si por suerte de reo contumaz sabes que es un trovador, ayayai, este mundo, este mundo y sus cosas”


Mientras entonábamos “La maza” u “Ojala” de Silvio Rodríguez, Brandolero nos seguía con la mirada y silbaba levemente las canciones alienadazas hard punk del momento. Pucha Brother que fea combinación, no la cages pues. Terminamos de beber hasta la ultima gota de la heiniken en lata que cada uno había pedido y nos fuimos del lugar. A la salida Brandolero se compró una cajetilla de Hamiltón y se puso a fumar incontrolablemente, dejando ese olor a fuego húmedo impregnado en su ropa y para colmo también en nuestras ropas. Mis amigos trataban de alejarse de él. ¡Más respeto pues oiga! Brandolero no se daba cuenta que incomodaba y seguía fumando uno tras otro su Hamiltón mentolado. La noche pasaba con sus característicos sonidos limeños, las bocinas de los micros y los chibolos pidiendo limosna con la cara hecha mierda por no bañarse, ¡ah! Y el infaltable pitazo de los tombos que anunciaban de una manera u otra: Compare te fregaste, o pagas o pagas, veinte lucas nomás.


Brandolero parecía uno de esos excluido que solo se pegaba a mí para preguntarme a qué hora nos íbamos. Yo le respondía con un no sé y él se conformaba resignado.


Hasta que llegó la medianoche y ya habíamos caminado hasta el Larcomar. Qué lindo ver el mar, me hacía recordar a mi querida Pitonisa, me la imaginaba flotando por encima de las aguas y diciéndome ven con una voz tan seductora que sería imposible negarse. En cambio Brandolero ni bien llegamos al mar lo primero que hizo fue decir: ¡Puta el mar es locazo on! Todos lo mirábamos y mis amigos corroboraban más su sensación. Este es un cholo huevón. No podía salir en su defensa porque era cierto, no podía tapar la luna con uno, dos, tres, cuatro o cinco dedos.


- ¿Que haces con este tipo? ¿Cómo puede ser tu amigo? – me cuestionaban a escondidas mis amigos, mientras Brandolero se quedaba como estupefacto viendo el mar.


- Es cierto es huevón, pero no cojudo, aprendo varias cosas de él, además sus experiencias me sirven para escribir algún cuento corto. Además es de mi Ayacucho y entre paisanos paramos ¿No? No puedo dejarlo a la deriva por que me acuerdo que los dos de niños mirábamos la luna, no sé qué pensaría él al verla, pero para mí eso era magnifico, y era como si dos polos opuestos en algo concordaran. En el fondo es mi pata, aunque sé que no se mecharía por mí –por cobarde- sé que por lo menos intentaría defenderme.


Hacía mucho frío. Mis amigos se sentaron en una de las bancas del parque Kenedy. Odiábamos ser fumadores pasivos, de esos que les cae el humo de otros, pues en vez de seguir siéndolos decidimos comprar -haciendo una comuna económica- una cajetilla de cigarros Malboro, hicimos de cierto modo una competencia de humos, la diferencia era de que el humo de Brandolero era un humo que contenía mas nicotina que el nuestro. Así que fumamos para matar el tiempo, matar el tiempo quería decir también hablar sobre los poetas y escritores importantes. Al parecer Brandolero estaba más extraviado que el Principito en el país de las maravillas. Estaba como la primera vez que lo conocí observando el cielo, aunque no haya luna.


Ya era hora de irse, y el “Dandi” de Alonso dijo: Pucha ya no aguanto más, necesito hacer mis necesidades fisiológicas urgentes, ¿Saben dónde puedo encontrar baño? La mayoría respondió que no. Es de suma urgencia, en términos más vanguardistas o quizás vulgares necesito ir a conversar con el presidente.


-¿Serio? –repuso Brandolero que escucho lo último que dijo Alonso- Asu pero para ir al palacio de gobierno a estas horas. Además el presidente debe estar descansando a estas horas, no creo que te atienda.


Alonso quedó desconcertado.


- No amigo, creo que no me entendiste bien, necesito ir a ver en la tele acuática la película “Algo flota en el Water”, o sea la necesito ver en 3D


- A esta hora no creo que haya un cine abierto.


- ¿No me captas no?


- Sí, claro, como no, pero mi hermano ya vio esa peli “Algo flota en el wáter” y me ha dicho que es una gran cagada.


- Eso… eso es… ya me voy, eso es lo que necesito “Una gran cagada”


Alonso tomó un taxi y se fue. En seguida todos nos despedimos y Brandolero se vino conmigo, a dormir en mi casa, ya era tarde para que se vaya, además era peligroso, vivía cerca de la videna.


- Pucha tú crees que valga la pena pagar quince lucas pa ver esa película – me dice Brandolero en el camino a casa


- ¿Qué película?


- Algo flota en el wáter


(Me rio fuertemente)


- ¿Qué pasa? – me objeta.


- Nada, nada vamos…


Y mientras caminamos el va fumando su ultimo cigarro, al parecer ha golpeado toda la noche, ¿Cómo estarán sus pobre pulmones?, al fin y al cabo pienso después: “Creo que si debería irse a su casa, haber si lo matan por monce y huevón” y suelto una risotada, la cual es acompañada por las risas inexplicables del pobre Brandolero.


1 comentario:

  1. jajajaja realmente hilarante. Cuando no con la chispa ajotaerreniana. Bien ahi (Y)

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