*Buscando un diamante negro en el corazón de un águila*
Lo tenía preparado unos meses atrás. Mi amiga Berenice fue quien me dateó sobre el –en ese entonces- posible concierto de Stratovarius en Lima. Para algunos años atrás, me era imposible poder alucinar a la banda que acompaño mis pensamientos tristes y también grandes recuerdos, en mi país. Lo primero que se cruzó por mi mente fue ¿Qué hago? Obviamente buscar el dinero para la entrada, el polo, el disco, algo alusivo a ellos al menos. Busque trabajo en unas semanas, y caí en una cabina de internet. La paga era muy poca para un mes (200 soles), pero por el apuro sumada a la desesperación la acepté. El mes, paso volando, tuve que soportar a ignorantes que no saben ni agarrar el mouse, a chiquillos que joden porque no saben jugar esos juegos estúpidos, a señoras renegonas y tantas cosas así. Al acabar ese periodo, ya no había entrada para el dinero que disponía en ese rato (140 soles), La zona Polaris había expirado, peor Infinite, y Destiny faltaba, pero no me alcanzaba el dinero. En mis adentros sentía una gran impotencia, a la vez que mucha pena. Conseguí por Facebook un contacto, trabajador de plaza vea, que vendía su entrada Polaris porque iba a comprar Infinite. Me la vendió a 110 soles, que mas podía hacer, ya la tenia en mis manos, mis viejos sueños renacían, ya hasta poco dormía, puede sonar hasta infantil, pero hasta soñaba con ellos en circunstancias raras, que comíamos en mi casa, que jugábamos pingpong – Puedes reírte- cosas así. Pasaron los días, escuchaba todos los días Stratovarius en mi cuarto, en mi trabajo. Como ya tenía todos los discos, era cuestión de darles una repasadita, hasta a las rarezas y B-sides. También veía todos los conciertos que tengo de ellos, son como 6 creo. Llegó el bendito 24 de octubre, desperté, me bañe, me puse el polo de la gira, y Sali a Plaza San Miguel para encontrarme con un camarada – que por cierto me dejo platando- pero al no llegar el idiota, tome mi carro en la marina que me dejo en el ovalo de Miraflores, luego camine por el parque Keneddy mientras miraba pinturas y arboles. Llegue al Maria Angola, y había una caterva con polos negros, algunos raramente con polos de judas priest, metallica, hasta de los Ramones. Eran las 4:30. Estaba solo, con mi mochila colegial, y con hojas bond mas lapiceros, porque siempre pero siempre tengo la esperanza de algún dia verlos, y que –sobre todo- Jens Johansson me firme alguito y se tome una foto conmigo, fantasía que no se cumplió. A las fueras del local, me hice amigo de un patita, que no me dijo su nombre, pero que tenia algo de base histórica sobre Stratovarius. Llegaron las 8:30 mas o menos, yo estaba primero en mi zona, entramos al local, corrí a comprarme el flyer del evento a 2 soles. Dieron las 9:20, yo estaba en la rejita que dividía las zonas, mi papa me había dicho que era un imbécil en gastar mi dinero en lo que el llama “nada productivo”, yo me había mentalizado en que tenia que disfrutarlo al máximo. Sonaba el clásico intro del tema Destiny, mis ojos se inundaban -todavía lo recuerdo- de lágrimas reprimidas por muchos años, era Stratovarius en vivo, lo que siempre soñé. Lo gocé a más no poder, cada tema, sentí raro el “Twilight Symphony”, no se que sensación era. Los que fueron ya saben la lista de temas, contarlo por aquí resultaría complejo, debido a la avalancha de recuerdos que venían sobre mi. Tocaron Eagleheart y me sentía el hombre mas feliz del mundo. Lauri porra –que siempre me cayó bien- toco el cóndor pasa, mientras otros coreaban “TOLKKI”. Era una noche mítica. Era la mejor noche de las noches para mi, muy orgásmica. Timo Kotipelto nos enseñó a contar en Finés: Un-Ka-Ko-Me. Mientras decía que fuimos el mejor show de toda la gira. Mi Dios Johansson hacia sus payadas como es de costumbre, Matías bien serio, y Jorch Michael que se comporto amable. El Concierto había llegado a su fin. Black diamond fue cantada a todo pulmón, el María Angola remeció. Todos salíamos sudando, en su mayoría todos con una sonrisa de extremo a extremo. Al salir, yo tenia la extraña gana de abrazar alguien –a una mujer sobre todo- y nosé, llorar, hablar mucho. Fue genial. Ojalá vuelvan –de hecho que sí- y si fuese con Tolkki entonces seria un paro cardiaco general. ¿Qué aprendí de este concierto?, a que a la próxima tengo que ir a la zona mas cara, aunque esto valla en contra de mi filosofía anti-clasista, pero es una realidad. Lo que siento por Stratovarius no es un fanatismo simplemente, es algo calado en lo mas adentro de mi interior, algo que cultivo por 6 o 7 años, tiempo necesario para darme cuenta de su grandeza, de su tristeza subliminal escondida en la canción mas alegre. Magia de Tolkki, y mas magia de todos. Grande Stratovarius!
Muy buen titulo... y narrado con una ligereza indudable, entretenida, no se nada de stratovarious asi que no puedo opinar nada del tema solo sobre la narrativa...
ResponderEliminarsentimientos encontrados. Me ha gustado leerte.
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