ESPERO NECESITARTE UN LUNES
Edward pensó, entre el bosque de miradas de algunas personas calladas y dubitativas que pasaban por la calle, algunos con el fantasma de haberse tomado un café por la mañana, otros con un cúmulo de júbilos que añoraban y por último, los ajenos al tiempo que pasaban simplemente vacilando el soplido del viento, en fin cada quien con su problema, pero algo debía importar, algo de cierto debían tener sus miradas, pensó, pensó y pensara el susodicho, inexperto (comprensible a sus dieciséis años) bucólico, inconstante, desolado, infinidades de características que se perdieron entre el barullo de su soledad, estaba exhausto, había llegado a la conclusión de que no era bueno para el amor, pero en el fondo sabia de que al menos algo de sentimientos sabía, sabia poco, muy poco, también una pizca de literatura, aunque se contradijera por que la literatura y el amor iban a veces de la mano. Después de murmurar algo incontenible que llevaba dentro se dio cuenta que también no era bueno, es decir era malo, muy, pero muy malo para la soledad, así que pedido ayuda, decidió hablar con el Edward que estaba dentro suyo o al menos a su costado- había salido. Los dos tipejos se miraron, entretenidos, vacilaron al mismo tiempo y entonces el Edward palpable decidió contarle lo que estaba pensando. ¿Qué es una mujer? Una mujer es simplemente alguien del sexo opuesto – repensó. El otro Edward lo miro absorto y con soltura-propia de si- le menciono: Tu forma de definir las cosas son muy sencillas, muy empíricas, óyeme, la mujer es un lecho de vida, un mar sensitivo, un ritual concurrido, un cetro bendito, una yaga insipiente, un suspiro nuestro, la mujer lo ES, toda definición y para cerrar, la mujer es un censo de amor. Edward se toco el pecho, como simulando sentir el latido de su corazón y entonces el segundo personaje se desvaneció y la inspiración le nació de por sí, pensó en una mujer que recién había conocido, en sus ojos verdes, en sus palabras suaves y cadentes, en su cuerpo osado, en su silueta canela, imaginose un idilio con ella y entonces a conciencia dijo, o más bien le dijo al otro Edward – el intocable, pero bastante reflexivo- con voz intima lo siguiente, que quedará perpetrado en el papel de su vida para siempre. Espero necesitarte un lunes. Un lunes para que tú lo sepas a lo lejos, aunque en instante lo pienses y te ensimismes en ello, lo leas y lo releas mil beses, te crees lagunas mentales, te fortalezcas y te debilites, pero al final después de todo como cualquier papel que vino de la nada, lo arrugues, bien pero bien arrugado, y lo arrojes a la basura para que haga compañía a esos miles de versos cortos que te dije. Llegará el martes y tu veras la basura, no sentirás ningún deseo de arrepentimiento, lo miraras de reojo y pensaras que son bobadas de niño inexperto- aunque lo sea. Algún reproche te llegara quizás, pero luego pensaras en otro, en el argonauta y seguirás tu vida. Vendrá el miércoles y al despertarte arrojaras otro poco de basura a mi poema corto, te peinaras tu lindo cabello rubio y negro, te veras al espejo, lo linda que eres y pensaras en que ya deberías llevar la basura fuera de tu cuarto. Se asomara el jueves y no te habrás decidido aun por llevar la basura fuera de tus aposentos nocturnos, será por algo, algo indudablemente extraño que te dice que lo dejes, le seguirás arrojando mas basura, la llenaras de escoria, de envolturas de chocolates que te regalo otro individuo y me seguirás echando de menos. Paso a paso, a cuenta gotas caerá el viernes y estarás indecisa de decidir entre tus pretendientes – claro que en esa lista yo no existo. Pero tienes enamorado y derrocharas esa posible idea. El tacho de basura estará casi rebalsando y te dará flojera o quizás nostalgia sacarlo de tu cuarto. Sábado. Conversaras en tu casa con el amor que ahora te toca vivir, te olvidaras de espero necesitarte por completo. Luego de esa perorata regresaras a tu cuarto ilusionada y cansada y pensaras en él, echándome otra vez de menos. Fin de semana. Mira ya es domingo, acabas de levantarte, estas en pijamas, el trashcar o el basurero tocara su campana anunciando que viene a recoger la basura, tu la dejaras en tu puerta para que ellos simplemente se la lleven. Regresaras al cuarto, sentirás frio, te sentirás heteróclita, tus sentimientos saldrán a surgir, comenzara la nostalgia y entonces correrás afuera de tu casa y gritaras que no se lleven la basura, no tendrás vergüenza de nada, correrás para alcanzar el carro, lo llegaras a mirar de cerca, le pedirás que te devuelvan tu basura, ellos te dirán que es imposible, ya todo está mezclado, entonces trataras de buscarlo, pero tu esfuerzo no valdrá la pena, regresaras cansada y triste a tu casa. Suspiraras, te darás cuenta de que en verdad era cierto, sacaras un papel igual al mío, lo arrancaras de las hojas de tu cuaderno y con un lapicero negro anotaras la respuesta a mi prosa interrogativa. Escribirás con parsimonia. TE NECESITO.
Tiene enamorado? - el clasico debate entre escritor y realidad. A veces me pregunto y simplemente una voz responde.
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