Disculpa
El lugar que quieras, 06 de agosto de 2009
Sr. Esposo de Estela
El lugar que te encuentres
Para empezar, mi estimado, escribo esta carta porque no estoy conforme con su reacción la noche del lunes pasado. Es Ud. un troglodita.
No tengo ánimos de recordarle lo sucedido pero quiero que se dé cuenta de la raíz de su error. Me encontraba, como muchas noches, manejando en mi - precioso - auto cuando recibí la llamada de su pareja sentimental y, si me permite aclarar, mejor amiga desde que mi mente infantil me permita recordar. La escuché muy alterada y decidí, como muchas veces que recibo ese tipo de llamadas, acudir a su domicilio. La encontré destrozada y permitame repetírselo otra vez: es Ud. un troglodita.
Diez años atras Ud. había jurado amarla en la alegría y en la tristeza y es Ud. en esta ocasión quien le ocasiona la mayor tristeza. No es posible que después de tantos años haya tenido la poca delicadeza de realizar un acto tan execrable que destrozara el corazón y los sentimientos de mi mejor amiga.
Por todo lo que yo le digo anteriormente espero que hable con ella porque no la puedo alojar muchos días en mi casa. Si bien es cierto que soy su mejor amigo, tampoco me presto para que la gente ande trenzando falsas ideas de los hechos. Si es que no recuerda Ud. nos encontó abrazados en su comedor mientras yo la consolaba. No me explico por qué recibí esos golpes en la cara de parte de sus puños; pero, tal vez, los vecinos al escuchar los gritos de su mujer subiendo a mi auto y mis reclamos por los golpes hayan creído que yo destrocé su relación.
Ruego entonces que se esmere en conseguir el pañuelo que bordo la abuela de Estela, el pañuelo con el que Ud. limpió su nariz la mañana del lunes, antes del infortunio. No me malinterprete pero es Ud. un troglodita.
Cordiales saludos y esperando verle pronto,
El amante de su esposa.
Sr. Esposo de Estela
El lugar que te encuentres
Para empezar, mi estimado, escribo esta carta porque no estoy conforme con su reacción la noche del lunes pasado. Es Ud. un troglodita.
No tengo ánimos de recordarle lo sucedido pero quiero que se dé cuenta de la raíz de su error. Me encontraba, como muchas noches, manejando en mi - precioso - auto cuando recibí la llamada de su pareja sentimental y, si me permite aclarar, mejor amiga desde que mi mente infantil me permita recordar. La escuché muy alterada y decidí, como muchas veces que recibo ese tipo de llamadas, acudir a su domicilio. La encontré destrozada y permitame repetírselo otra vez: es Ud. un troglodita.
Diez años atras Ud. había jurado amarla en la alegría y en la tristeza y es Ud. en esta ocasión quien le ocasiona la mayor tristeza. No es posible que después de tantos años haya tenido la poca delicadeza de realizar un acto tan execrable que destrozara el corazón y los sentimientos de mi mejor amiga.
Por todo lo que yo le digo anteriormente espero que hable con ella porque no la puedo alojar muchos días en mi casa. Si bien es cierto que soy su mejor amigo, tampoco me presto para que la gente ande trenzando falsas ideas de los hechos. Si es que no recuerda Ud. nos encontó abrazados en su comedor mientras yo la consolaba. No me explico por qué recibí esos golpes en la cara de parte de sus puños; pero, tal vez, los vecinos al escuchar los gritos de su mujer subiendo a mi auto y mis reclamos por los golpes hayan creído que yo destrocé su relación.
Ruego entonces que se esmere en conseguir el pañuelo que bordo la abuela de Estela, el pañuelo con el que Ud. limpió su nariz la mañana del lunes, antes del infortunio. No me malinterprete pero es Ud. un troglodita.
Cordiales saludos y esperando verle pronto,
El amante de su esposa.
Un estilo cadente y ampuerista
ResponderEliminarun excelente cuento.... muy bueno dspues d IDA Y VUELTA... segunda ficcion...muy bn sr scritor
ResponderEliminar