ME QUIERO OPERAR EL ALMA
Dia Domingo-circunstancias en la que el susodicho Carlo Armando iba manejando un BMW 500
del año por la avenida el Purgatorio- en casa lo esperaban con las ansias de recibir una muy buena noticia.
Carlo Armando habia ido solo, pues asi lo habia preferido. Salio muy temprano de casa, despues de haber tomado un desayuno consistente a base de jugo de papaya con dos sandiwches de huevo y un tamal suculento que la empleada habia comprado un dia antes en el supermercado cercano a casa. Carlo Armando es empresario textil, tiene una fabrica de ropas llamada "Chajos" que esta alojada en los mejores emporios de la ciudad, motivo por el cual Carlo ha podido llevar una vida muy acomodada, llena de lujos. Buenos carros del año, un personal de servicio de excelente exigencia, un chofer- en algunos casos, una nana para su menor hijo recomendada por una de las mejores amigas de su esposa - tambien del mismo abolengo economico, una buena cocinera egresada de las mejores universidades de gastronomia, y una infinidad de servicios a los cuales hay que requerir solo para satisfacer la vanidad y el lujo. En conclusion, Carlo era un individuo que rendia culto al dinero, todo un ritual economico para satisfacer hasta sus mas absurdas necesidades. Ademas Carlo Armando llevaba un matrimonio aparentemente feliz con su conyuge Teresa Pamela, tenia tres lindos vastagos: Diego, Franz y Alison. de tres, ocho y dieciseis años correspondientemente. La ultima,que ya tenia un panorama visible de la diferencia entre lo bueno y lo malo, se despidio esta mañana dandole un gran beso a su padre. Deciandole fuerza y dandole la seguridad de que la intervencion a la cual iba a ser sometido no era tan complicada, pero Carlo de hecho ya lo sabía.
- Papá, cuando termine todo promete que me vas a llamar
- Ni lo dudes
- Mira, mejor anotalo en tu celular como recordatorio
- Puedes hacerlo tu, yo no se mucho de esas cosas
- Dame tu celular papa
Alison no se demoro mucho en realizar la debida gestión y le devolvio el celular a su padre. Carlo tomo su telefono movil y salio con parsimonia de la casa, felizmente estaba con el tiempo de sobra.
Carlo siguio el camino correcto, eran casi las siete de la mañana, llevaba un hora de viaje. Estaba casi a mitad del camino, se formaba por el cielo gris un sendero de luces encendidas, el olor a mar se dejaba sentir rapidamente y si abrias un poco la ventana de los autos te rosaba la cara las pequeñas brisas del inmenso cuerpo azul. Parece que poseidon seguia durmiendo, las olas estaban tranquilas, sin alguna alteración visible. En el BMW 500 se escuchaba la musica de Yanni, muy tranquilizante y apaciguadora.
Carlo Armanado estaba muy feliz de ser el primer individuo que iba a ser sometido a la operacion del alma. Todos lo doctores y especialistas proclamaba que eso si era posible, con ayuda de toda la tecnologia si se podia lograr. Carlo Armando iba a tener el privilegio de ver toda la operacion, pues segun le habian informado no se le suministraba ningun tipo de anestecia. Nadie estaba enterado de que se le podia operar el alma, excepto su familia, que habia guardado el secreto bajo diezmil llaves, no querian que otros tengan ese beneficio, ademas Carlo Armando habia contratado los mejores cientificos y medicos para que solo se la practicazen a él. Tenia tanto dinero que habia hecho todos los movimientos posibles para lograr, lo que creia, era su mas ambisioso sueño. Por eso es que iba solo, para que si ocurria algo extraño, no naciera ningun tipo de sospecha, ademas era por que Carlo asi lo habia decido.
Tambien Carlo hubiera podido salir en su helicoptero personal, pero como el se repetia contantemente no queria levantar sospechas, el lugar donde le iban a practicar la operacion estaba ubicado en un lugar no muy lejano, pero si camuflado por las lomas de arena, estaba muy metida, escondida en un desierto. O simplemenete hubiera preferido que lo vengan a recojer, pero no se por que habia decido salir temprano de casa rumbo al destino.
Antes de llegar al lugar indicado hizo una llamada de confirmación.
- !Alo!
- Señor Carlo Armando De la Torre Deggola?
- Si, con el habla, quisiera saber si ya esta todo listo para mi operación
- Disculpenos usted, pero no sé si podria darse una vuelta, masomenos una hora y tendremos todo listo.
-Como que una hora?
- Perdonenos, pero tuvimos inconvenientes.
- Eso no me incumbe, !ustedes me dijeron una hora y tiene que respetarla!
- No se exalte señor, queremos hacer lo mejor para usted, solo le pedimos una hora.
- Ustedes saben lo que vale una hora de mi tiempo?
- Si señor, pero...
- Estoy muy fastidiado ya vere que normas hago regir con ustedes. !Adios!
- Adios señor y mil disculpas.
Carlo Armando siguio el camino hasta llegar a un pequeño desvio. Se fue por las arenas del desierto. El sol habia salido ya, la arena quemaba. Se habia dibujado en el cielo un hermoso sol inmenso, proclamando su intangible independencia. El auto se detubo en una de las partes del desierto. Carlo Armando bajó de su auto, saco su botella de agua, encendio un cigarro y comenzo a caminar en pequeños circulos.
Pensó que a partir de ahora podia hacer las maldades que quisiera y luego operarse el alma, podia por fin escoger su destino, ser libre y no estar agoviado por el pensamiento de que se iria al infierno cuando muriese. Estaba feliz. Asi que alzó lo brazos, tiró el cigarro encendido, comenzo a dar vueltas, cada vez mas rapidas y salio de su boca un grito inmenso de probable libertad. La escena era grandiosa, iba a cometer una de sus mejores hazañas, iba a lograr, a fin de cuentas, burlar a Dios, por mas Herejia que parezca, simplemente burlar a Dios.
La hora se hizo larga. Carlo Armanado parecia desesperar, asi que decidio salir de su lontananza y entro nuevamente a su auto y antes de que pazara una hora enrumbo hacia el lugar indicado. Pasado unos minutos llego. Puso su codigo para entrar al apocento de la ciencia, al lugar donde dice le iban a operar el alma. Enseguida se percataron de su presencia y salieron a su acogida.
- Salgan de mi vista, quien es el encargado de esto- dijo Carlo Armando.
De entre la multitud levanto la amno uno de los cientificos.
- !Ven aca!
- Dígame - respondió
- !Apurate!
- Si?
- !Estoy listo!
- Esta bien, pase, venga conmigo
Carlo Armando entró a una cabina, le pusieron correas en el cuerpo y encendieron la luz para inciar la operacion. Duro casi dos horas. Dos horas de magia, de puros rayos indomables, de chispas que irian a matar la ira, de pura ciencia, de pura blasfemia.
Terminado todo, el susodicho salió, estaba igual fisicamente, una nariz respingada, sin arrugas, el abdomen plano - todo gracias a la operaciones del cuerpo, estaba igual, solo que su alma habia sido operada, se sentia mas puro, mas renovado, mas digno. Ya estaba listo para ir al cielo, pero todavia no queria morir. Sin decir nada salio del lugar y volvio a casa.
En casa lo recibieron con una fiesta. Su casa enormemente gigantesca estaba adornada, solo los familiares cercanos estaban presentes. Carlo Armando estaba feliz. Asi que decidio que hoy no haria cosas malas, y asi paso el dia y efectivamente no hizo cosas malas.
Pero lo ruin de su personalidad salio a flote el dia siguiente, cuando uno de sus choferes se demoro unos cuantos minutos en llevarlo a su oficina gigantesca, lo molio a golpes y al final para que no dijera nada lo asesinó y mando a que dejaran su cuerpo en uno de esos lugares descampados, simplemente- asi de facil- se lavó las manos.
El tiempo paso y siguio cometiendo todas las maldades exsitentes. Se hizo otras cicno operaciones al alma, hasta que llego a morir de viejo, no sin antes una buena operacion al alma.
Vaya, Vaya, dijo el diablo cuando lo vio. A ti te toca uno de los fuegos mas intensos. Y Carlo Armando se asombró de estar ahi. Habia descubierto que todo era una mentira, habia descubierto que esencia habia podido operarse, sí, operarse el cuerpo, pero no el alma.
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