lunes, 2 de febrero de 2009

DEMENTE EN EL ARENAL
8:08 a. m.

DEMENTE EN EL ARENAL


Ya no hay misticidad en la vida, ya no hay tranquilidad, cualquier demente de la calle la puede interrumpir sin pedir permiso.

Ayer, mientras me bañaba, escuchaba que mis padres tenían una conversación heteróclita. Escuche que tenían que llamar urgente a mi prima. Salí del baño al instante, una intuición. Ella lloraba. Era totalmente extraño.

Llego al hospital Casimiro Ulloa y verlo a mi tío se me escarapela la piel. En verdad lo quiero, lo aprecio, él me ayudo cuando de repente estaba en la etapa más estúpida de mi vida.

El responsable –no directo- de la acecha llega en un auto blanco, derruido, maltratado. Yo voy en él. Con mi padre. Atrás no sigue otro carro.

Vamos por los lugares recónditos de chorrillos. Por un arenal, casi descampado, en busca de un maldito homicida. Entonces abrimos la puerta del garaje, y verlo tan tranquilo, me da una rabia y un miedo. Combinación casi imperfecta. Llega el otro carro. Baja William, el ayudante de mi tío. Esta furioso, lo comprendo. Se arranca contra el maldito. Y le da un golpe duro en la cara, en buena hora. William replica incesante: ¡Ahora mátame pues conchatumadre! El otro que no sé si es tartamudo de nacimiento o es una de sus timas para evitar una procedencia legal, se saca la camisa y comienza a querer arrebatarse. Pienso que de pronto nuestra vida corre peligro. En mi nerviosidad, no sé si comprensible, cojo una tremenda piedra y la guardo en mi bolsillo.
Los detienen. Hay una furia entre en el arenal. Pero, mierda, hay un demente en arenal, y está suelto. Para denunciarlo hay que hacer unos papeles realmente engorrosos. Sólo la justicia peruana, espera realmente, que uno esté muerto para que recién se inmuten un instante.

De vuelta en el hospital, no hemos logrado nada. Sigo teniendo la piedra pesada en el bolsillo, y no sé por qué. Decido guardarla. Mi tío está en cuidados intensivos. En unos instantes lo van a referir a la clínica Ricardo Palma. Otra vez maldita sea Perú, he ahí otro problema, el seguro no cubre los accidentes que son por agresión, qué estupido, y el Ricardo Palma está muy caro. Pero la vida prevalece sobre todo conflicto u problema.

Ya estoy sentado sobre la sala de espera del Ricardo Palma. Mi tío está siendo intervenido por una fractura en el cráneo.

He aquí la historia de horror incomprensible.

El camión de mi tío sufrió una pequeña volcadura en la carretera vía libertadores. Lo trajeron a Lima para que arreglen la carrocería y el seguro cubra los arreglos del carro. Entonces lo llevaron al garaje de un señor conocido. El primer día todo corrió normal. En el segundo día la locura rompió los límites de la credibilidad. Mi tío estaba bajando la carrocería del carro, en compañía de su esposa y Willian. Enzo, el demente ya tenía todo planeado. Llamó a mí tío diciéndole que tenía una llamada. Sonaba extraño. Como mi tío estaba ocupado, fue mi tía. Nadie había en la línea. Enzo estaba como hacechando –según cuenta mi tía- sintió miedo y llamó a Willian. Pero hasta eso nada malo pasó. En instantes la llamada aparente volvió a suceder, pero esta vez, el trastornado mental, dijo que era para mi tío, y no dejó entrar a mi tía. Entonces en el cuartito empezó el terror.

Los gritos de dolor alertaron a Willian, corrió a ver lo que pasaba. Y Enzo salió con una comba en la mano, después de haberle tirado un martillo en la frente a mi tío, sin causa alguna. Quizó rematarlo, pero el grito lo asustó y cogio una comba y salió a matar a los restantes, luego se ocuparía de mi tío que estaba herido. Persiguió a Willian, que por suerte logro esquivar todos los golpes. Sólo un pequeño roce en la cabeza. Mi tía cogió una piedra de la desesperación, y lo amenazó con un terror impotente. Willian cogió un fierro, y fue entonces cuando Enzo se corrió. Mi tío salió del cuarto, lleno de sangre y los tres escaparon del lugar de los hechos. Lo llevaron a una posta y de ahí lo refirieron al Casimiro Ulloa.

Hoy me acabo de enterar que mi tío ya esta estable, la operación duró cuatro horas. Viene recuperándose. Felizmente ya lo detuvieron al demente.

Y yo estoy redactando esto por que verdaderamente me impactó, es algo deforme. Tuve un sueño, donde veía personas, y en donde me abrieron el cerebro. He despertado con ganas de redactar todo esto, y con unas ganas de tomar está piedra – la de ayer- y lanzársela al demente del arenal. Él es un cobarde y yo lo soy más aún.

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